El pasado 19 de agosto nuestro compañero Juan Antonio (Howling Mad) tuvo el placer de disfrutar de una experiencia de pesca inolvidable: «Dit i fet», a las 3 de la madrugada ponía rumbo a la localidad de Amposta. Unos 380 Km hasta el destino para intentar disfrutar de una jornada de pesca inolvidable: a por el gran atún rojo.
Sobre las 7 de la mañana llegaba a Tarragona. El mar no se encontraba en condiciones para poder ir a por el rojo por lo que, tras la decepción inicial, hubo que trazar un plan alternativo: dedicaría la jornada de pesca a la lubina.
Junto con Luis García Saz y Edgar Carpes se dispusieron a preparar todo lo necesario.
Hay que hacer hincapié en la necesidad de que algún guía de la zona pueda acompañarte, y en este caso Edgar es todo un profesional. Aunque a priori de la sensación de que el río es todo igual, nada más lejos de la realidad. Existen zonas dónde debido a las corrientes interiores, zonas de termoclinas o arrastre de sedimentos hacen que la carencia de ciertas especies sea mayor. Conocer esta información puede marcar la diferencia entre un día de pesca divertido o un auténtico desastre.
Por otro lado, hay que tener toda la documentación en regla y conocer el lugar para evitar sorpresas. Un guía profesional se ocupará de todo por tí y te informará correctamente de qué se puede hacer y qué. Hay una zona del Delta que se considera «mar» y por tanto sólo con la licencia de pesca desde tierra se puede pescar, y otra zona que no lo es y por tanto necesita de otros trámites administrativos.
La zona, ubicada dentro de la propia desembocadura del río, es muy rica en vegetación y especies. La técnica empleada es la de spinning mediante un montaje de anzuelo tipo «texas» para evitar enganchar en las coberturas.
Hay que tener en cuenta que en esta zona las lubinas suelen acechar escondidas entre la vegetación sumergida, cualquier otro tipo de montaje correría el riesgo de enganche y pérdida, pero este tipo de montaje necesita de un correcto clavado de la pieza tras la picada, lo que hace que muchas de ellas sean fallidas. Por tanto se trata de una pesca muy técnica.
Más de 30 capturas de llobarro de más de 1 Kg hicieron de una jornada que se presentaba desalentadora en un viaje muy divertido. Lubinas de este porte, guerreras, salvajes, acostumbradas a un hábitat de fuertes corrientes y a un continuo movimiento, hace que la lucha sea descomunal para esta especie. Toda una experiencia difícil de vivir en otros róbalos del mediterráneo.
Por supuesto siempre Captura y Suelta (C&S) para que el que vuelva a venir y las encuentre de nueva pueda disfrutar de este portentoso animal.
Desde aquí os animamos a que descubráis este tipo de pesca ya que, como dice Juan Antonio: «no sólo de kayak vive el hombre».
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